Conducta Cristiana

by Pastor Cornelius R. Stam

Print This Article

¡La conducta de un hombre, en las Escrituras, se llama su “andar”! La Biblia tiene mucho que decir acerca de cómo andamos, moral y espiritualmente. Muchos “andan según sus propias concupiscencias” (II Pedro 3:3) y “andan en tinieblas” (Juan 12:35). Algunos incluso “andan con astucia” (II Cor. 4:2) tratando de desviar a otros. De hecho, incluso los creyentes cristianos a veces son descuidados con su “andar” y hacen que otros tropiecen.

Todo verdadero hijo de Dios debe tener mucho cuidado con su andar o conducta. En Efe. 2:8-10 leemos que aunque los creyentes no son salvos por buenas obras, son salvos “para buenas obras”. La gracia de Dios es la raíz de nuestra salvación, y las buenas obras son el fruto.

Los creyentes sinceros en Cristo son contados como uno con Él, y se espera de nosotros que “como Cristo resucitó de los muertos” después de haber muerto por nuestros pecados, “así también nosotros andemos en vida nueva” (Rom. 6:4).

Los cristianos son exhortados en la Biblia a “andar como es digno del Señor, para agradar en todo” (Col. 1:10), a “andar en el espíritu” para que no puedan “satisfacer los deseos de la carne” (Gálatas 5: dieciséis). Se les exhorta a “andar como es digno de [su] llamado” (Efesios 4:1), a “andar en la luz” (I Juan 1:7) y a “andar como hijos de la luz” (Efesios 5: 8). Se les exhorta a “caminar con diligencia, no como necios, sino como sabios” (Efesios 5:15), a “caminar honestamente” (Romanos 13:13), a “caminar en amor” (Efesios 5:2) y “andar por fe, no por vista” (II Cor. 5:7).

En la Biblia se dice mucho más sobre el andar del creyente, pero nunca se nos dice que es nuestro “andar” o conducta lo que nos hace aceptables para la salvación. Nuestros caminos que fallan y tropiezan nunca podrían ganar la salvación para nosotros. Por el contrario, se nos exhorta a andar agradando al Señor por pura gratitud hacia Él.