Dos cosas que sabemos

by Pastor Cornelius R. Stam

Print This Article

En Romanos 8, Pablo señala dos grandes verdades que todo verdadero creyente conoce. El primero (Versículos 22,23) lo conoce por experiencia; el segundo (versículo 28) lo conoce por fe.

ROM. 8:22,23: “Porque sabemos que toda la creación gime y sufre dolores de parto a una hasta ahora. Y no sólo ellos, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es decir, la redención de nuestro cuerpo.”

Las palabras “hasta ahora”, en este pasaje, son significativas, porque nuestro Señor vino a la tierra sanando a los enfermos, limpiando a los leprosos, haciendo que los ciegos vean, los sordos oigan y los cojos salten de alegría. Pero fue rechazado por hombres pecadores y clavado en una cruz.

Sin embargo, después de su resurrección y ascensión, a sus perseguidores se les dio otra oportunidad, ya que Pedro los llamó a arrepentirse para que “los tiempos del refrigerio” aún pudieran “venir de la presencia del Señor” (Hechos 3:19,20). Pero nuevamente el Rey y Su bendito reino fueron rechazados de modo que, en palabras de Pablo, toda la creación sigue gimiendo y sufriendo dolores de parto “juntos hasta ahora”.

Pero en este pasaje el Apóstol señala que ni siquiera los hijos de Dios están exentos de este sufrimiento, pues el creyente más sincero, el santo más consagrado, aún debe participar de los sufrimientos y dolores del mundo mientras espera “la redención de nuestro cuerpo”, cuando “todos seremos transformados” (I Cor. 15:51).

Pero mientras todo creyente conoce el sufrimiento y la tristeza por experiencia, hay algo más que conoce por fe. El versículo 28 habla de esto:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

El verdadero cristiano no es un mero optimista; él es un creyente en la Palabra de Dios, y Dios tiene mucho que decir acerca de cómo está obrando todo para el bien de los suyos. Tenemos espacio aquí para citar sólo dos pasajes:

II Cor. 4:17: “Porque nuestra leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”.

ROM. 8:18: “Porque considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que se revelará en nosotros”.