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Gracia y deuda

“Ahora bien, para el que obra, la recompensa no se cuenta como gracia, sino como deuda.

“Mas al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:4,5).

Al mirar hacia atrás a todos los tipos del Antiguo Testamento: los tipos físicos, las narraciones, los sacrificios, exclamamos: “La cruz no fue un accidente, ni una ocurrencia tardía de parte de Dios: Él la tenía en mente todo el tiempo”. Seguramente Pablo tenía razón cuando dijo de los creyentes que “[Dios] nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos…” (II Timoteo 1:9).

Es sobre la base de la cruz, tipificada en todo el Antiguo Testamento, que Dios ahora nos salva por gracia a través de la fe sola, y los tipos muestran que este fue ciertamente Su propósito eterno. Además, la salvación debe ser por gracia a través de la fe.

Como declara nuestro texto anterior: si el hombre pudiera ganar su salvación, sería el pago de una deuda, no el otorgamiento de un regalo, y Dios nunca estará en deuda con nadie. Él nunca estará en una posición en la que nos deba a nosotros, pecadores, una deuda. Él nunca permitirá que nos deshonremos y molestemos a otros al jactarnos de cómo ganamos la vida eterna. Pero Él puede, sobre la base de la pena pagada en el Calvario, otorgar la salvación como un regalo gratuito. Por eso leemos:

“La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom. 6:23).

“Es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8,9).

Dios no le debía nada a Abraham, pero al ver su fe dijo, en efecto: “Este me cree; contaré su fe por justicia” (Gén. 15:6). Y esto todavía lo hace por aquellos que confían en Él, solo que Él ahora ha revelado la base de esta acción: el pago de Cristo por los pecados en el Calvario. Por eso, en Romanos 4:5, Él prohíbe las obras para la salvación y declara que la fe del creyente es “contada por justicia”.