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Yerno a suegro

Desde el primer día que conocí al padre de mi esposa, me habló largo y tendido, haciéndome muchas preguntas bíblicas. Una vez que Terri y yo nos casamos, esas conversaciones espirituales continuaron. Una Navidad, Lee y su esposa Jane me dieron un juego completo de todos los escritos del pastor Stam. Durante dos años pasé muy poco tiempo leyéndolos. Pero, con paciencia, amor y sabiduría, Lee (Papá Bekemeyer) no se rindió conmigo.

Mientras estábamos de visita durante las vacaciones de Navidad, papá Bekemeyer me involucró en una serie de conversaciones espirituales informales. Me preguntaba qué pensaba sobre un pasaje de los Evangelios y escuchaba mi explicación. Luego guiaba hábilmente la conversación preguntándome qué pensaba sobre un pasaje contrastante en las cartas del apóstol Pablo. Después de haber dado mi mejor explicación, él decía de manera concisa: “Hay una diferencia entre el programa judío en los Evangelios y Hechos y el programa gentil en las epístolas de Pablo. Ellos estaban bajo la Ley, buscando un Reino Milenial, mientras que nosotros hoy estamos bajo la Gracia, esperando el Rapto en los cielos.”

Esa semana pasamos tres o cuatro noches, y muchas horas, mirando principios contrastantes en las Escrituras. Siempre me preguntaba qué pensaba, escuchaba respetuosamente, me mostraba las instrucciones de Pablo y me recordaba la diferencia entre la Ley y la Gracia, y entre Israel y el Cuerpo de Cristo. Su enfoque no fue agresivo ni condescendiente. En cambio, el suyo fue un ejemplo tan grande al compartir con gracia los principios de dividir correctamente la Palabra de Verdad, que me dio hambre de aprender más. Esa semana fue el comienzo de mi viaje hacia una comprensión más clara y consistente de la Palabra de Dios.

Doy gracias a Dios por papá Bekemeyer. Gran parte de todo lo positivo que se ha logrado en mi ministerio durante los últimos treinta y cinco años, desde una perspectiva humana, se debe al impacto de su ministerio en mí. Ha sido un amigo y una figura paterna, pero lo más importante, ha sido una influencia espiritual en mi vida. Es mi oración que haya muchos otros que tomen a alguien bajo su ala y amablemente compartan con ellos los principios de usar correctamente la Palabra de verdad. Gracias, papá, te amo.